Un tribunal con jurado considera que el vicepresidente de un banco, Andy Dufresne (Tim Robbins), es culpable del asesinato de su esposa y del amante de ésta. A pesar de que insiste una y otra vez en su inocencia, los indicios son suficientes como para condenarle a dos cadenas perpetuas. A comienzos de 1947, el antiguo banquero es trasladado al establecimiento penitenciario de mala fama «Shawshank» (Maine), para pasar el resto de sus días. Al ser recibido por el director de la cárcel, Norton, éste no deja lugar a dudas en relación al régimen de terror que aquí impera, ni a la arbitrariedad con la que actúan los carceleros, que maltratan física y psicológicamente a los internos, como les place, especialmente el capitán Byron Hadley.
Su colaboración en el blanqueo de dinero negro supone, sin embargo, una espada de dos filos: por un lado, goza de la protección del director; pero, por otro, éste no está dispuesto a perder semejante ayuda. Es por esto que impide que se retome el proceso de Andy Dufresne cuando se presenta la oportunidad. Sin embargo, el ex-banquero no pierde de vista su objetivo: escapar del penal de Shawshank.
Esta amplia síntesis del filme puede dar una idea de su complejo argumento, que se extiende por dos decenios. Precisamente en el modo de tratar el paso del tiempo radica una de las principales virtudes de la escenificación de Frank Darabont: a pesar de que una y otra vez irrumpen sucesos que dan un giro al guion, éste no parece nunca episódico. Una planificación clásica y las extraordinarias actuaciones de Tim Robbins y Morgan Freeman permiten una caracterización muy matizada de los personajes.
La novela sobre la que se basa el filme hace alternar un lenguaje presidiario con momentos de alta poesía; por ejemplo, la voz en off de Red, que acompaña la película, comenta el efecto que causa sobre los presidiarios oír «Le nozze di Figaro» de Mozart: "No tengo ni la más remota idea de que demonios cantaban aquellas dos italianas, y lo cierto es que no quiero saberlo. Las cosas buenas no hace falta entenderlas. Supongo que cantaban sobre algo tan hermoso que no podía expresarse con palabras, y precisamente por eso, te hacía palpitar el corazón. Os aseguro que esas voces te elevaban más alto y más lejos de lo que nadie viviendo en un lugar tan gris pudiera soñar. Fue como si un hermoso pájaro hubiese entrado en nuestra monótona jaula y hubiese disuelto aquellos muros. Y por unos breves instantes hasta el último hombre de Shawshank se sintió libre".
«Cadena perpetua» trata de la maravillosa amistad entre dos caracteres completamente opuestos; pero el filme de Darabont habla sobre todo de esperanza: "La esperanza es una buena cosa, y las buenas cosas nunca mueren". Como sugiere el título original, «The Shawshank Redemption», el filme gira en torno de la culpa y la expiación, de la redención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario